Sunday 28 June 2009

X & Y


-Hablaremos mañana -dijo Megan, dirigiéndose a la puerta que da al pasadizo en el segundo piso de la casa de Nathan.

-No te puedes ir, no hemos terminado de hablar...
-Sí, sí puedo irme... Y sí, también hemos terminado de hablar... -Megan se dio la vuelta para verle la cara-...Y es más, hemos terminado - Y se volvió para irse.


***

En la habitación de Nathan estaba Megan llorosa, sentada en la esquina de la cama, tan triste y perdida en sus recuerdos que nadie se hubiera atrevido a acercarse por temor a hacerle sentir peor, o quizás porque no tenían ni idea de lo que podrían decirle; la madre de Nathan, la señora Freyet, que estaba en el mismo estado o peor y puede que mucho peor, se sentó a su lado y comentó- Todos los vamos a extrañar muchísimo... - Frunció el ceño y movió la cabeza ligeramente en forma de negación-¿Cómo pudo pasar esto?. -Y le brotó una lágrima, esas de las que no te das cuenta como ni cuando salen, que salen aun sin juntar los párpados, las que queremos retener, como si uno quisiera esconderlas... Así mismo, cuando la señora Freyet sintió que había aparecido una línea húmeda por su mejilla y que seguía creciendo, se pasó la mano por el rostro, pero la gota ya había caído... Se tapó la boca confundida, hundió su rostro entre sus manos y se levantó, sollozando caminó hasta su cuarto y se encerró...


***

Nathan empezó a ser rechazado por Megan y se intensificó los últimos días, no sabía porqué; intentó ser más detallista, que de hecho le faltaba algo de malicia para darse cuenta de lo que pasaba y es que era muy distraído, muy inocente, un tanto alienado pero siempre alegre, razones para que llamara la atención de Megan, a quien le fascinaban los niños, por así decirlo, de algún modo... Llevaban 3 años juntos y jamás se habían dado esos tiempos dedicados a pensar y/o arreglar las ideas o cosas, por el estilo; entonces Nathan sintió miedo y le pidió a Brunella que le ayudara.

Brunella, la asmática amiga de Nathan, y prima de Megan, se había metido en un gran lío. Sabía que Megan estaba saliendo con otro niño, por así decirlo, de algún modo... Y también sabía que Nathan le pediría su ayuda, como en ocasiones pasadas, pero esta vez no sabía que hacer: si traicionar a Megan y contarle la verdad a Nathan o hacerse la tonta y ayudar vanamente a Nathan, eventual mente traicionaría a uno de los dos, ella escogió la segunda opción.

-Tal vez el problema no eres tú, es ella. -le decía Brunella
-No digas eso, si todo lo que está pasando entre nosotros es mi culpa, sé que soy despistado pero no le soy indiferente, sabes que Megan es lo que más me importa por eso te pido que me ayudes.
-Sólo digo que, bueno, te has puesto a pensar si en verdad ella quiere arreglar las cosas, creo que debes dejarla ir, no la noto con ganas de seguir contigo, puede ser que se le haya terminado la serotonina, sí eso debe ser...
-Basta, basta... Por favor.- repetía Nathan con voz quebrada.
Brunella no estaba pensando lo que decía, creyó que era uno más de sus monólogos, jamás le diría a Nathan cosas que le hicieran daño, o mucho peor, hacerlo sufrir, cuando ya estaba tan herido y ella lo sabia pero pasaba que... Ella estaba llegando a su limite, llevaba mucho tiempo siendo de mensajera de Megan, "dile que estoy en casa de la nona", "dile que tengo deberes y no puedo salir", "dile que me estoy bañando, que dentro de una hora lo llamo"...





-Valla, valla, está bien, te ayudaré.
-¿Qué, acaso pensabas negarte?
-Bueno, si te viera de rodillas, y con unos choco...
-No es gracioso- dijo Nathan para que Brunella no se burle de la situación que estaba pasando- en verdad, te agradezco que me ayudes.
-Ahhhh... Pero si me das lo que me gusta, yo sería más eficiente ayudándote, ¿no lo crees?-Brunella trató de negociar-Bueno, bueno, pero exactamente ¿En qué quieres que te ayude?
-Quiero que me digas todo lo que ella hace, tú vives con ella, será fácil para ti.
-Ahhhh... Pero ¡Qué coños!
-¿Qué de qué?-contesto éste.
-¡Qué sucio eres!-señaló ella
-Ahora qué tendrás en la cabeza, no lo mal interpretes...

-Jajaja, era broma-explicó ella-ya, ya, te contaré sus cositas, mounstruo-silabeó-pero empezaremos mañana que hoy estoy contenta si te habrás dado cuenta. 
-...

Sin embargo, Brunella se sentía tan mal consigo misma y se comportaba muy hostil con todos, incluso con Nathan, no lo soportaba, a veces lo evitaba para no tener que decirle cosas muy frías, a veces no podía aguantarse las ganas de mandarlo a pasear, pero Nathan, ni cuenta, (¿Pero en qué mundo vives?, ¡Imbécil!) así que a Brunella siempre le funcionaban sus disculpas, y no necesitaba esforzarse porque Nathan, ni cuenta.

En lo que Brunella sí se esforzaba era en inventar cuentos, así ella llamaba al acto de mentir... Y es que no le gustaba mentir, y mucho menos a Nathan así que no se comía los chocolates que Nathan le daba a cambio de información. Sólo se los comía cuando los cuentos eran reales; es que no siempre tenía que mentir, como si todo lo que hacía Megan fuera tan malo solo algunas cosas que
Brunella tenía que disfrazar; y claro también si tenían relleno de cereza o pecanas.